¿Estás pensando en crear una petición en Change.org? Estos son los 5 puntos clave que debes tener en cuenta para transformar una campaña en victoria.
Change.org es el lugar en donde vas a poder juntar miles de voces y potenciar la tuya. Muchas personas están esperando escuchar tu historia para acompañarte y ayudarte a conseguir un cambio concreto.
Tal vez te sientes frustrado/a porque hace mucho tiempo luchas contra el sistema de salud, contra políticos, instituciones o empresas, y no logras ser escuchado.
Utiliza estos 5 consejos para impulsar tu petición:
1. Cuenta una historia
¡No escribas con enojo! Cuenta la historia personal que existe detrás del problema. Las peticiones que cuentan historias personales se viralizan mucho más rápido porque hacen más fácil la conexión emocional con los lectores. Habla sobre la persona que necesita ser escuchada y logra que muchos compartan tu mensaje.
2. Describe un objetivo claro
Logra decir en pocas palabras qué estás pidiendo con tu petición. Cuanto más claro y simple lo digas, mejor. Dirige la petición a la persona o autoridad correspondiente. Búscalos en Facebook o Twitter y nómbralos, dirígete directamente a quien tiene el poder de responder o solucionar tu pedido.
3. Contruye una comunidad
Tus redes sociales pueden difundir tu pedido. Busca grupos en Facebook sobre temas relacionados a tu campaña y comparte tu petición. Pídele a tus amigos que también compartan la petición. Piensa en quién podría apoyar tu causa y escríbele. Construye una comunidad entorno a tu problema. Logra que muchos se involucren con tu historia.
4. Mantén a tus firmantes actualizados
Es importante que todas las personas que firmaron tu petición sepan lo que está sucediendo. Envíales actualizaciones periódicas desde la página de tu petición. Pídele a tus firmantes que tomen acciones para ayudarte a difundir la campaña, como por ejemplo escribirle en el muro de Facebook a quien tiene el poder de solucionar tu problema.
5. Una buena foto marca la diferencia
Las peticiones con buenas fotos juntan hasta 6 veces más firmas. Utiliza una foto personal, de la persona por la que estás creando la petición, una foto familiar sería perfecta. La clave es que despierte la empatía de las personas que llegan hasta tu petición. Piensa que esta foto es la que van a ver las personas en sus redes sociales y por la cual van a hacer clic en el link a tu petición.
Cada semana 100 mil personas comparten peticiones en Facebook. Millones usan Change.org para contar y apoyar historias como la tuya. Cientos de ellos lograron transformar su historia.
El último mes ha sido uno de los más importantes para la historia colombiana. La posibilidad de que la guerra que durante 52 años, flageló a millones de colombianos, pudiera llegar a su fin, y alcanzar la PAZ ha tenido a Colombia en vilo. Todo tipo de discusiones se dieron en el país.
Muchas personas, que apoyan tanto el “Sí” como el “No”, empezaron a manifestar sus opiniones y propuestas en la plataforma de Change.org, a través del “Movimiento online #AcuerdoDePaz”.
Peticiones como la de Maria Luisa Rosales, que pedía la posibilidad de votar para los colombianos en el exterior, se movilizó rápidamente.
“Veo con inmensa alegría como después de 52 años nuestro país está muy cerca de poner fin a una guerra civil que ha dejado más de 250 mil muertos y 45 mil desaparecidos. Lo triste es que esta oportunidad no estaría abierta para muchos colombianos que vivimos en el exterior. ¿Por qué entonces cerrarnos las puertas a quienes no han inscrito su cédula en el exterior?”
Ella logró alcanzar su objetivo cuando la Cancillería de Colombia, habilitó a los colombianos en el exterior a votar en el plebiscito.
A medida que crecía la tensión en el país, y los argumentos del “No” se hacían más fuertes. La petición de Denis Ceron tomaba más relevancia. Él pidió a los promotores de los dos frentes hacer un debate televisivo en un canal público.
“Yo creo en la democracia, por eso es necesario que de forma abierta todos los colombianos podamos escuchar los argumentos de los promotores de las campañas por el Sí o el No antes del plebiscito del 2 de octubre. No podemos seguir dejando que la desinformación, las mentiras, y las falsedades circulen de un lado o el otro.”
El tan esperado día del plebiscito llegó. El 2 de octubre de 2016, el día que pasará a la historia de Colombia. El día en que por una diferencia de 60,374votos, ganó el “No”.
Para muchos, este 2 de octubre parecía que la esperanza de la paz estaba perdida.
Dilson Beltrán, un joven ciudadano que cree fervientemente en la paz, decidió crear su petición. En ella solicita a los líderes de los partidos políticos del país unirse al pedido de Santos de “No desistir en la lucha por alcanzar la paz”. Dilson alzó su voz junto a 11,671 colombianos para decir#RenegocienElAcuerdoYa
Otros colombianos indignados por el hecho que muchos fieles de las diferentes Iglesias, habían decidido votar por el “No”, empezaron a apoyar la petición de John Murillo. En esta campaña, este joven ingeniero argumenta que muchas Iglesias actúan políticamente, y solicita que todas las iglesias empiecen a pagar impuestos.
“Como ciudadano colombiano y con una opinión objetiva más allá de la religión, veo con indignación como las iglesias colombianas funcionan como cualquier empresa, y están exentas de pagar impuestos”
María de los Ángeles Paredes es la mamá de un nene que en 2015 se cayó a una pileta y quedó en estado vegetativo. Su vida depende de un respirador y de otros insumos eléctricos. La suya es una de las historias que motivaron la sanción de una ley que garantiza la electricidad gratuita a los “electrodependientes”
Era un viernes de diciembre y hacía un calor sofocante cuando María de los Ángeles encontró a Jeremías (su bebé de un año y medio) sumergido en la pileta, sin ningún tipo de reacción. Ella se tiró, lo sacó del agua, le hicieron RCP y así, descalza, empapada y con su bebé en brazos llegó a la salita de primeros auxilios.De ese viernes, María de los Ángeles (36) recuerda la desesperación: “No flotaba, estaba sumergido. Me tiré, lo saqué del agua y se lo di a una amiga que es enfermera y que empezó a tratar de reanimarlo. Llamamos al 911 pero antes de que vinieran lo cargamos en un auto y nos fuimos a la salita. Jeremías estaba totalmente blanco, no tenía ningún tipo de reacción. Llegó a la salita muerto, sin un latido, nada. Lo que recuerdo es que había un montón de personas encima de él, tratando de hacer algo, y yo a los gritos, de rodillas, pidiéndole a Dios que no se lo llevara, que no me lo arrebatara así”.
Pasaban los días y “el gordito seguía luchando. El daño cerebral era muy grave pero a los tres días el resto de los órganos empezaron a funcionar”. La diferencia entre la vida y la muerte pasó a depender de un respirador eléctrico: Jeremías no tenía problemas en los pulmones pero el cerebro no enviaba la señal para que respirara por sus propios medios. Fueron seis meses en terapia intensiva, sus padres podían verlo una hora a la mañana, una a la tarde y otra a la noche.
“En enero le hicieron la traqueotomía. Lo veíamos sufrir tanto, todo pinchado, lleno de cables. Yo ya había decidido que aceptaba cualquier cosa que pasara con tal de que no sufriera más”, dice ella, con la voz cansada. El diagnóstico fue “estado vegetativo persistente” y el neurólogo les dijo: “Hay dos caminos. O queda así, o existe una posibilidad, muy pequeña, de que parte de su cerebro se regenere y algún día pueda llegar a despertar. El daño que ya está no tiene retorno”.
Cuando les dijeron que podían llevárselo a su casa, María de los Ángeles y Christian repararon, por primera vez en sus vidas, en la palabra “electrodependientes”.“Era un cambio muy fuerte para todos. Yo pensaba en los chicos, que de repente tenían que aceptar que su hermano se había ido de casa de una manera y volvía de otra. Y teníamos que ser conscientes de que la electricidad podía ser un problema grave, porque sin respirador Jere no puede vivir más que unos minutos”.
Fueron a Edesur, quisieron anotarse como “electrodependientes” pero dicen que les rechazaron el pedido porque tenían un auto “que encima había sido un regalo de mi suegro”. Por ese mismo auto, tampoco calificaron para una tarifa social. Cuando pidieron que les dieran un generador para no quedar presos de los cortes de luz les dijeron: “Cada vez que se les corte la luz llamen a este número especial y en 20 minutos se lo mandamos. Jamás, de todas las veces que llamamos por un corte de luz, lo mandaron”.
Los Campana no tuvieron ningún tipo de prioridad. “Y encima cuando se cortaba la luz y llamabas, especulaban: ¿cuánta batería le queda al respirador, señora? Es vivir con el corazón en la boca, cada vez que se cortaba la luz creía que se nos moría”. Y en febrero de este año llegaron a un límite: estuvieron 40 horas sin luz, tirando un alargue desde la casa de un vecino que, afortunadamente, tenía una fase que funcionaba. Jeremías no sólo necesita la electricidad para el respirador: también para que funcionen los aires acondicionados (porque no regula su temperatura), el oxímetro, el aspirador, el nebulizador, el humidificador, un concentrador de oxígeno y un colchón antiescaras.
Así, cuando ya habían empezado a vender rifas para comprar un grupo electrógeno, llegó la ayuda: “Vino de gente que no conocíamos, porque una amiga había armado un grupo en Facebook que se llama “Fuerza Jeremías”. Alguien del grupo consiguió que la municipalidad de Ezeiza nos diera un generador antes de que trajéramos a Jere a casa. Y el marido de otra amiga, que es albañil, vino y nos ayudó a construir una habitación para que él estuviera bien. Cuando le quisimos pagar dijo: ‘no, esta es mi ayuda para Jeremías”.
Historias como la de Jeremías Campana motivaron la creación de la Asociación Argentina de Electrodependientes. Una de las mamás, Mariela Duarte, creó una campaña en change.org llamada “Luz para ellos”, que llegó a juntar 88 mil firmas. El miércoles, finalmente, lograron lo que buscaban: el Senado aprobó una ley que garantiza el suministro de luz gratis para los electrodependientes. Además, la empresa distribuidora ahora sí estará obligada a darles un grupo electrógeno, a hacerse cargo del combustible y a habilitar una línea telefónica exclusivamente para atenderlos.
María de los Ángeles, sin embargo, no fue al Senado el miércoles. Estaba en su casa, en Ezeiza, cuidando de Jeremías. Dice que está contenta pero desconfiada. “No nos van a cobrar la luz pero nadie nos garantiza que no se corte. No quiero vivir más con el corazón en la boca”, dice. Su vida ha cambiado tanto que ya no sabe qué espera para el futuro: “No sé, todos los días me levanto, lo veo y no se me puede quitar la imagen de la cabeza de ese bendito día. Se me pasa y se me pasa por la mente, una y otra vez. Me vienen miles de preguntas: ¿y si no hubiera ido? ¿Y si no lo hubiera perdido de vista?”.
No construye castillos en el aire: sabe, dice, que su hijo puede quedar así pero también sabe, eso le dijeron, que puede llegar a despertar. “Así que no pienso en el futuro, no puedo, es el día a día. Hoy Jere está estable, tiene algunas crisis y es muy duro también para nosotros que hacemos de enfermeros pero somos los padres. Pero él tiene una fortaleza increíble. Sale de una infección, sale de una convulsión, sale de una crisis respiratoria, sale de todas. La verdad es que vos ves la fortaleza que él tiene y decís: ‘pucha, si él lucha así ¿cómo no voy a luchar yo?”.
Las calles de tierra se inundan cuando llueve y las promesas de solucionar el problema de los funcionarios no se cumplen. Mirá su petición en Change.org
Bárbara es profesora de matemática en una escuela rural de Entre Ríos. Decidió hacer propia la lucha por conseguir una calle digna para que los alumnos puedan ir a la escuela incluso los días de lluvia.
Barbará creó una petición y está juntando firmas para exigir, junto a todas las personas que acompañen su pedido, que las promesas se hagan realidad. Su objetivo es que sus alumnos puedan empezar las clases en una semana, a pesar de las lluvias. Ella creció en Diamante (Entre Ríos), ahora vive y enseña en Costa Grande, en una escuela media creada hace una década, como ampliación de otra institución que tiene una larguísima historia en la zona.
La única ruta de acceso se inunda y los alumnos no pueden llegar a clase. La solución está en manos de la Dirección Provincial de Vialidad.
Bárbara enseña a alumnos de cuarto, quinto y sexto año que no tienen que dejar como otros la zona para irse a estudiar lejos y tal vez ya no volver. La profesora se queja de que las sucesivas promesas hechas por los funcionarios de mejorar el camino que es de tierra no se hayan cumplido.
“Es una pena ver que el esfuerzo de los chicos por aprender se vuelve inútil cuando caen cuatro gotas”, insiste.
La petición que publicó en Change.org y está dirigida al gobernador Gustavo Bordet y a la Dirección Provincial de Vialidad ya superó las 22 mil firmas –> goo.gl/9e1kuq
“Es muy triste enterarte como docente que los chicos no vienen a clase porque no pudieron llegar, porque se quedaron a mitad de camino”, repite.
Lima, Perú, 18 de Febrero 2021. Con la lista revelada de las personas beneficiadas con las dosis adicionales de la vacuna Sinopharm, entre las cuales se encuentran el ex Presidente de la República Martín Vizcarra y la ex Ministra de Salud Pilar Mazzetti, muchos peruanos y peruanas han levantado su voz de protesta en contra de este proceso de vacunación que ha beneficiado a varios funcionarios públicos, entre ellos, rectores de las universidades del país.
Apoderados por la indignación, miembros de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), exigen a la Asamblea Universitaria tomar acciones como órgano regulador, aplicando así la vacancia al rector Orestes Cachay quien, junto con el Vicerrector Howard San Martín, figuran dentro de la lista revelada de vacunados.
“En tiempos difíciles, donde las vacunas debían ser administradas para el personal de salud o población de riesgo que realmente lo necesitaban, es una vergüenza institucional que las máximas autoridades de nuestra universidad hayan actuado en secretismo, como cómplices de un acto deshonroso y de cero empatía ante la situación crítica que afecta a muchas familias peruanas”, expresó Flavia Nestares, estudiante de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Para ello, crearon una petición en la plataforma de cambio ciudadano más grande del mundo, Change.org, la cual suma casi 1,500 firmas y que recibe mensajes de apoyo y molestia como “nos han faltado el respeto, como estudiantes y ciudadanos”, “como sanmarquina me parece repudiable lo que ha hecho nuestra máxima autoridad”, entre otros.
“Como egresados, estudiantes, docentes o trabajadores de esta Alma Mater, no podemos tolerar ni un segundo más la permanencia en el puesto de las autoridades implicadas, las cuales deben dar un paso al costado y afrontar el proceso de investigación que les corresponde”, concluyó Nestares.
Change.org es la plataforma de cambio más grande del mundo. En Perú, contamos con alrededor de 2 millones de usuarios que crean, firman y comparten peticiones sobre diferentes temas dirigidas a entidades públicas y privadas. Change.org es una plataforma abierta, neutral y gratuita donde los ciudadanos pueden firmar y respaldar peticiones sobre temas que son importantes para ellos y para la comunidad que los rodea; estos temas van desde peticiones sobre salud como el suministro de un medicamento en el Seguro Social hasta pedir la aprobación de una ley nacional.